Muchas empresas están inmersas en fomentar una cultura DEI (Diversidad, Equidad e Igualdad). Diversidad, por convivir e interactuar entre distintas culturas, razas, etnias, estatus socioeconómicos, edad y religión. Equidad, porque tratan a todas las personas por igual, respetando las experiencias, cualidades y diferencias que puedan tener. Inclusión, como tendencia a integrar a todas las personas en la sociedad, en las organizaciones, para que todas ellas puedan participar, aportar y desarrollarse profesionalmente en ellas. Se asegura que las oportunidades de desarrollo y los recursos sean accesibles a todos/as, avivando un sentimiento de pertenencia, haciendo que cualquiera pueda intervenir en procesos de toma de decisión.
Las empresas que invierten en diversidad e inclusión, están en una mejor posición para crear equipos de trabajo más complacientes y efectivos, de este modo se percibe como una ventaja competitiva.
Actualmente, vivimos ante organizaciones que se adaptan a constantes cambios, donde hemos de ser resilientes, donde se caracterizan por su volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, es lo que conocemos como un entorno VUCA.
El concepto VUCA es un acrónimo inglés compuesto por cuatro vocablos:
Volatility: Los constantes cambios que ocurren rápidamente.
Uncertainty: La incapacidad para predecir las situaciones.
Complexity: Entender la situación.
Ambiguity: La dificultad por comprender las relaciones.
A su vez, disponer de una plantilla más diversa, con trabajadores con características distintas, con habilidades y experiencias dispares aporta grandes beneficios en todos los sentidos, pero algunos tan preceptibles como el incremento de la creatividad, la innovación, la mejora en la resolución de conflictos, la toma de decisiones más eficientes, la atracción de talento, el engagement y la mejora de la productividad.